O’Higgins logró empatar en los descuentos, pero no le alcanzó para borrar una magra presentación de local

El empate 2-2 no fue suficiente para tapar este sábado 25 de mayo las deficiencias mostradas por O’Higgins, que sigue dejando muchas dudas en su desempeño.

El partido comenzó con intensidad y rápidamente quedó claro que ambos equipos estaban dispuestos a luchar por los tres puntos. Cobresal, mucho más en la primera fracción, y con la necesidad de alejarse de la zona de descenso, mostró un fútbol que le alcanzaba para sumar puntos en Rancagua. O’Higgins, por su parte, intentaba imponer su localía, aunque sin mucho éxito en la pobre generación de juego ofensivo coherente. Gracias a un penal sancionado por el árbitro, Cobresal lograba ponerse en ventaja por 1 a 0 a través de Leo Valencia.La primera gran llegada de O’Higgins llegó en una jugada personal cuando Martín Sarrafiore, tras recibir un pase de Camilo Moya, sacó un potente disparo de media distancia que superó al portero Alejandro Santander, igualando el marcador 1-1. Este gol fue un bálsamo temporal para O’Higgins, que en ese momento parecía tomar un segundo aire y generar más futbol. No obstante, la inconsistencia en el desempeño y la falta de efectividad seguían siendo un problema evidente.

El partido se tornó complicado para los celestes cuando, en una jugada dentro del área de O’Higgins, el defensor Simón Contreras cometió un error infantil al intentar despejar el balón, terminando por golpear a Munder. Este penal fue aprovechado por Leo Valencia, quien no tuvo problemas para convertir y poner el 2-1 a favor de Cobresal. Esta ventaja parecía definitiva, especialmente cuando los nervios comenzaron a apoderarse del equipo local.

Los cobros arbitrales fueron motivo de controversia, provocando una pérdida de control emocional en los jugadores de O’Higgins. Esto derivó en una serie de altercados y la expulsión de Leonel Mosevich por protestar y empujar al árbitro Fernando Vejar. La roja directa a Mosevich podría significar una sanción de varias fechas, debilitando aún más a un equipo que ya muestra serias carencias.

Cuando el partido parecía destinado a una derrota para los locales, el árbitro añadió 14 minutos de tiempo adicional, lo que resultó ser providencial. En los instantes finales, Juan Ignacio Díaz logró un potente cabezazo que se clavó junto al poste, marcando el 2-2 definitivo. Este gol agónico permitió a O’Higgins rescatar un punto que, aunque valioso, no oculta la pobre actuación del equipo.

Jugadores como Moisés González, Simón Contreras, Juan Fuentes y Arnaldo Castillo tuvieron un rendimiento muy por debajo de lo esperado. Además, la expulsión de Mosevich volvió a evidenciar problemas de disciplina.

Llama mucho la atención la decisión del DT Víctor Fuentes de no dar oportunidades a jugadores canteranos que podrían aportar frescura y ganas al equipo. Tal es el caso de Martín Maturana, Benjamín Molina, Gabriel Pinto, Cristóbal Castillo y Claudio Pavez. Este último, en particular, merece una oportunidad atendiendo al pobre rendimiento del centrodelantero paraguayo-chileno Arnaldo Castillo, cuyo aporte al equipo ha sido muy limitado.

Los errores infantiles, especialmente los penales en contra como el de Contreras, rayan en lo amateur y son inadmisibles. La sensación que queda es la de un partido perdido que solo se empató gracias a la generosidad del tiempo adicional otorgado por el árbitro y al acierto de Díaz.

De cara al próximo partido en Calama, un reducto siempre difícil, O’Higgins deja muchísimas dudas. Cobreloa, necesitado de puntos para salir de su incómoda posición, será un rival complicado. El equipo de Rancagua deberá mejorar significativamente si quiere evitar problemas mayores en lo que resta del campeonato.

Por: Carlos Osses

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